“A los jóvenes les digo:
sean transgresores, opinen.
La juventud tiene que ser un punto
de inflexión del nuevo tiempo.”
Néstor Kirchner
En el programa “Argentina con vos, siempre”, promovido y apoyado por Cristina Kirchner, una de las actividades es pintar mil escuelas con la participación de jóvenes voluntarios.
sean transgresores, opinen.
La juventud tiene que ser un punto
de inflexión del nuevo tiempo.”
Néstor Kirchner
En el programa “Argentina con vos, siempre”, promovido y apoyado por Cristina Kirchner, una de las actividades es pintar mil escuelas con la participación de jóvenes voluntarios.
Hoy ya están anotados para participar más de veinte mil.
Participar implica ser parte de algo. No la única parte, sino una más, que junto a otras forman un todo. Participar es darse cuenta de que tenemos el poder de cambiar las cosas. Implica ser, reconocerse sujetos y no objetos de la historia, estar en movimiento y en acción. Implica una identificación con determinados valores, objetivos y pensamientos. Jugársela con un proyecto, llevarlo adelante, embanderarse en él. Preparar un mañana de dignidad y felicidad. Tener visión de futuro.
Así, los niños de los ’90 habían sido condenados a no tener memoria, a no tener mañana, a no poder imaginar otro país. Nos cubrían los ojos: si nuestros 30 mil compañeros fueron desaparecidos por ser capaces de ver más allá y no tolerar la injusticia y la miseria, en los años posteriores la nueva venda aseguraba la apatía y la indiferencia frente a lo macabro de un modelo individualista y fragmentario. Pero entonces, muchos de esos niños, hoy jóvenes, fueron quitándosela, abriendo sus mentes y corazones; recuperando la esperanza y la dignidad de pretender un país justo, soberano, libre, como nuestra militancia. Nuevos jóvenes, nuevos hombres, nuevos compañeros comenzaban a recorrer un camino en búsqueda de algo mejor.
Y hubo un compañero, un sobreviviente, uno de los nuestros que tuvo que aparecer en el escenario político de un país desgarrado y dar su vida; que tuvo que cerrar sus ojos inmensos para que se abrieran millones. Néstor sintetiza ese despertar.
Hoy, estos miles y miles de jóvenes, capaces de verse en los otros, asumen la tarea militante de continuar dignificando al pueblo. Y para ello reivindicamos como valor supremo la solidaridad. Pintaremos mil escuelas para que florezcan mil flores, mil esperanzas, mil proyectos multiplicados por todos los niños que accederán a una educación digna. Porque nos hacemos solidarios en la lucha y el trabajo militante al comprometernos con la profundización del proyecto nacional y popular.
“Florecen mil flores, pintamos mil escuelas” es una propuesta cuyas jornadas nacionales serán el espacio por donde se expanda y mueva una permanente solidaridad.
Con la mirada del compañero Néstor que nos guía y el coraje de la Presidenta, le proponemos a todos los jóvenes colaborar en la historia del país. Este gobierno nacional es el que más escuelas construyó. Apuesta a la educación: del 2,4 del PBI que se aplicaba antes de 2003 en educación, pasamos al 6,4. Estamos trabajando por un modelo de inclusión, con más oportunidades, donde la participación de la juventud sea la estrategia para asegurar un presente y un futuro de compromiso con los intereses populares.
Participar implica ser parte de algo. No la única parte, sino una más, que junto a otras forman un todo. Participar es darse cuenta de que tenemos el poder de cambiar las cosas. Implica ser, reconocerse sujetos y no objetos de la historia, estar en movimiento y en acción. Implica una identificación con determinados valores, objetivos y pensamientos. Jugársela con un proyecto, llevarlo adelante, embanderarse en él. Preparar un mañana de dignidad y felicidad. Tener visión de futuro.
Así, los niños de los ’90 habían sido condenados a no tener memoria, a no tener mañana, a no poder imaginar otro país. Nos cubrían los ojos: si nuestros 30 mil compañeros fueron desaparecidos por ser capaces de ver más allá y no tolerar la injusticia y la miseria, en los años posteriores la nueva venda aseguraba la apatía y la indiferencia frente a lo macabro de un modelo individualista y fragmentario. Pero entonces, muchos de esos niños, hoy jóvenes, fueron quitándosela, abriendo sus mentes y corazones; recuperando la esperanza y la dignidad de pretender un país justo, soberano, libre, como nuestra militancia. Nuevos jóvenes, nuevos hombres, nuevos compañeros comenzaban a recorrer un camino en búsqueda de algo mejor.
Y hubo un compañero, un sobreviviente, uno de los nuestros que tuvo que aparecer en el escenario político de un país desgarrado y dar su vida; que tuvo que cerrar sus ojos inmensos para que se abrieran millones. Néstor sintetiza ese despertar.
Hoy, estos miles y miles de jóvenes, capaces de verse en los otros, asumen la tarea militante de continuar dignificando al pueblo. Y para ello reivindicamos como valor supremo la solidaridad. Pintaremos mil escuelas para que florezcan mil flores, mil esperanzas, mil proyectos multiplicados por todos los niños que accederán a una educación digna. Porque nos hacemos solidarios en la lucha y el trabajo militante al comprometernos con la profundización del proyecto nacional y popular.
“Florecen mil flores, pintamos mil escuelas” es una propuesta cuyas jornadas nacionales serán el espacio por donde se expanda y mueva una permanente solidaridad.
Con la mirada del compañero Néstor que nos guía y el coraje de la Presidenta, le proponemos a todos los jóvenes colaborar en la historia del país. Este gobierno nacional es el que más escuelas construyó. Apuesta a la educación: del 2,4 del PBI que se aplicaba antes de 2003 en educación, pasamos al 6,4. Estamos trabajando por un modelo de inclusión, con más oportunidades, donde la participación de la juventud sea la estrategia para asegurar un presente y un futuro de compromiso con los intereses populares.
