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Nuestra agrupacion Raices Peronistas, esta bien firme en nuestro distrito de almirante Brown, desde nuestro "BARRIO EL GAUCHO", pionero de barrios en argentina y en toda la provincia de buenos aires.
Estamos firmes junto,al compañero Nestor Kirchner, es el quien marca las lineas del nuevo modelo peronista, lo acompañamos y lo apoyamos totalmente, en estas elecciones, es el modelo de pais el que esta en juego, los oliGARCAS lo saben, fue, es y sera el PERONISMO, y sus ideas creativas y concretas, quien aportará al pais la salida mas conveniente para bien de todos los habitantes, incluidos el gorilaje traidor y fusilador.
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Compañeros,
EL 28 DE JUNIO LOS VOTOS A NESTOR KIRCHNER O A QUIEN EL INDIQUE.
A tener memoria Compañero
!!!memoria!!!, es lo que sigue.
La memoria de los patriotas del 9 de junio, 53 años después
09-06-2009 /
Eduardo Anguita
En medio de los ruidos de artificio de la campaña electoral, cuando algunos empresarios poderosos tratan de mezclar "la nueva política" con el peronismo, conviene hacer memoria de algunas etapas clave de la historia. Hace 53 años, el general Juan José Valle encabezó una insurrección fallida que costó una treintena de muertes. No fue un acto desesperado, aunque tenía escasas posibilidades de éxito, habida cuenta la crueldad del régimen instaurado por una alianza entre los sectores retrógrados del Ejército y la Armada, a tono con los reclamos de la Sociedad Rural, los exportadores y el FMI.El sentimiento de revancha de Pedro Aramburu e Isaac Rojas –presidente y vice de esa dictadura– fue tal que, en marzo de 1956, promulgaron un decreto, el 4161, que decía textualmente: "En su existencia política, el Partido Peronista ofende el sentimiento democrático del pueblo argentino".
Los dictadores no reparaban en que más del 50 por ciento del pueblo había votado a Perón.
Rojas y Aramburu prohibieron las "fotografías, retratos o esculturas de los funcionarios peronistas o de sus parientes". Ningún ciudadano podía pronunciar o escribir "el nombre propio del presidente depuesto". El decreto establecía que no podían cantarse las marchas Los Muchachos Peronistas y Evita Capitana. Junto con el decreto 4161, los dictadores decidieron secuestrar y esconder el cadáver de Eva Perón. "Si sus restos desaparecen –pensarían los dictadores– su recuerdo y su ejemplo también desaparecerán de la memoria del pueblo."Valle y su débil estado mayor sabían que el plan de operaciones era precario. Sobre todo porque tenían evidencias de la infiltración hecha por el gobierno. En dos oportunidades habían postergado las acciones ante la evidencia de que Aramburu y Rojas contaban con datos precisos. Pese a lo incierto del resultado, decidieron no echarse atrás. Creyeron que era más importante dar un ejemplo de valentía que postergar las acciones por tercera vez. Los atropellos de la dictadura cerraban los caminos de la protesta pacífica. La CGT había sido intervenida; los sindicatos, asaltados; cien mil dirigentes obreros, desde simples delegados hasta secretarios generales, habían cesado sus mandatos por decreto. Nunca hubo tantos presos políticos en la Argentina. Hacia fines de 1955, había miles de peronistas encarcelados. Aunque los diarios que apoyaban el régimen trataban de mostrar a los políticos que los sostenían –un amplio arco de radicales, conservadores, socialistas y demócrata-cristianos–, la resistencia se manifestaba tanto en la calle como en la defensa de las ideas nacionales y populares. El dirigente textil Andrés Framini se había puesto al frente de la masiva huelga de noviembre de 1955 en defensa de la CGT. El sacerdote Hernán Benítez, quien fuera el confesor de Eva Perón, defendía a los huelguistas y visitaba las cárceles. Alejandro Olmos publicaba los primeros números de Palabra Argentina. Raúl Scalabrini Ortiz lo hacía en el periódico El líder, que sobrevivió apenas 45 días al golpe de Lonardi. Cuando fue clausurado, escribió en las páginas de Qué y De frente. Arturo Jauretche, mientras pudo, publicó su semanario El 45 y escribió su libro Retorno al coloniaje. Varios hombres y mujeres del pensamiento nacional contribuyeron con el texto de la proclama del 9 de junio. Uno de ellos fue el reconocido escritor José María Castiñeira de Dios.CUESTIÓN DE INTERESES. Aramburu y Rojas habían colocado a los directivos de la Sociedad Rural en puestos clave del gabinete. Raúl Prebisch fue el autor del plan económico. Según su diagnóstico, en la década peronista los asalariados habían aumentado sus ingresos en un 37 por ciento a expensas de los productores agropecuarios y las clases medias urbanas. El instrumento clave para modificar la distribución de ingresos fue la devaluación del peso. Con eso, los exportadores de carnes agrandarían sus ganancias y el mercado se llenaría de productos importados. Los perdedores del plan debían ser los trabajadores y la industria nacional. Aunque el país tenía reservas, se pactó un plan de ajuste con el FMI. Ese rumbo precisaba barrer con cualquier protesta social y castigos ejemplares para los patriotas que se rebelaran. Los espías de la SIDE, bajo las órdenes del general Juan Carlos Quaranta, sabían con precisión la fecha, los horarios y los escenarios principales del levantamiento. El día anterior, el dictador Aramburu viajó a Rosario. Antes de partir, dejó firmado el decreto que pondría en vigencia la ley marcial en todo el país. El texto es revelador: "Considerando que la situación provocada por elementos perturbadores del orden público obliga al gobierno a asegurar la tranquilidad pública, el presidente provisional en ejercicio del Poder Legislativo decreta la ley marcial en todo el territorio nacional". Aunque el artículo 18 de la Constitución había derogado la pena de muerte, el Código de Justicia Militar la incorporó tras el levantamiento militar de 1951 para derrocar a Perón. Sin embargo, nunca fue aplicada, ni siquiera contra quienes bombardearon la Plaza de Mayo del 16 de junio de 1955 y mataron a más de 350 personas, la mayoría de ellos civiles que transitaban por el centro porteño. En la tarde del 9 de junio, fuerzas militares y policiales empezaron a detener a algunos de rebeldes. Valle recibía las evidencias de que estaban cercados. Sin embargo no pospusieron los planes. Confiaban no sólo en su propio espíritu de lucha sino en el impacto que causaría la proclama difundida por diversas radios en todo el país. Lo que siguió, como tantas veces, fue una cacería, seguida por una treintena de infames fusilamientos. Algunos de los fusilados en los basurales de José León Suárez lograron escapar y se animaron a contar la verdad.LOS SOBREVIVIENTES Y LA JUSTICIA. Juan Carlos Livraga, el fusilado que habla según la expresión de Rodolfo Walsh, se presentó ante la Justicia. Fue en compañía de Walsh, quien se hizo pasar por su primo. La causa la tramitó el juez Hueyo en los tribunales de La Plata, quien sostenía que todos los fusilamientos eran anticonstitucionales y la mayoría de ellos directamente ilegales porque los fusilados habían sido apresados antes de que la norma tuviera estado público. De inmediato, la Corte Suprema de Justicia de Buenos Aires le quitó la causa a Hueyo con el argumento de que no correspondía a su jurisdicción. Luego, con un dictamen favorable del doctor Alconada Aramburú, entonces Procurador General de la provincia, la corte provincial decidió que los fusilamientos no constituían delito alguno. El fusilado que habla apeló ante la Corte Suprema de Justicia de la Nación. Pero tampoco tuvo suerte. Además de las balas en su cuerpo, ahora recibía el impacto de la impunidad. El expediente fue enviado a la justicia militar, donde quedó archivado. Los fusilamientos de junio de 1956 fueron un antecedente de la complicidad de los jueces durante los años de la dictadura militar que comenzó en 1976. Lo que sigue es un fragmento de la carta que Valle le dejó escrita a Aramburu:"Dentro de pocas horas Usted tendrá la satisfacción de haberme asesinado. Debo a mi patria la declaración fidedigna de los acontecimientos. Declaro que un grupo de marinos y militares, movidos por ustedes mismos son los únicos responsables de lo acaecido. Para liquidar opositores les pareció digno inducirnos al levantamiento y sacrificarnos luego fríamente. Nos faltó astucia o perversidad para adivinar la treta. Así se explica que nos esperaran en los cuarteles apuntándonos con las ametralladoras, que avanzaran los tanques de ustedes en defensa de las guarniciones aun antes de estallar el movimiento, que capitanearan tropas de represión algunos oficiales comprometidos en nuestra revolución. Con fusilarme a mí bastaba, pero no, han querido ustedes escarmentar al Pueblo, cobrarse la impopularidad confesada por el mismo Rojas, vengarse de los sabotajes, cubrir el fracaso de las investigaciones, desvirtuadas al día siguiente en solicitadas a los diarios y desahogar una vez más su odio al pueblo. De aquí esta incontenible y monstruosa ola de asesinatos. Entre mi suerte y la de ustedes, me quedo con la mía, mi esposa y mi hija, a través de sus lágrimas, verán en mí un idealista sacrificado por la causa del Pueblo. Las mujeres de ustedes, hasta ellas, verán asomárseles por los ojos sus almas de asesinos. Y si les sonríen y los besan será para disimular el terror que les causan. Aunque vivan cien años sus víctimas les seguirán a cualquier rincón del mundo donde pretendan esconderse. Vivirán ustedes, sus mujeres y sus hijos bajo el terror constante de ser asesinados. Porque ningún derecho, ni natural ni divino, justificará jamás tantas ejecuci